
Era una tormentosa noche y volvía a sentirme sola,
no era consecuencia del maldito teléfono que aun no sonaba,
tampoco fue que mi descariñado perro de pronto ya no ladraba.
No distinguí el momento en que mi mente dejo de cantar,
Ni siquiera pude reaccionar a tal desencuentro emocional.
Era un poco mas tarde que la última vez que te logre mirar,
tocaba el aire pensando en que quizás en algún lugar había alguien más,
en un instante pensé comenzar a cantar y bailar con la soledad,
lo intente, aunque me pareció tan triste que deje de lado mi intento por saltar,
camine unos cuantos pasos para retroceder sin mirar
y deje caer mis ganas al suelo sin ningún tipo de piedad.
Volvía a sentirme sola, frente a mi no hay nadie mas.
sin respirar, sin hablar, mirando inútilmente en plena oscuridad,
fue desesperante saber que ya no podía llorar,
ya no me quedaba ninguna lágrima que derramar,
quizás ya perdí el sentido de lo que es soñar una nostálgica realidad.
Me mareaba la idea de pensar que haría al intentar despertar,
Ni siquiera dormiría para evitar soñar, me bastaba con la sola idea de gritar.
Me sentía cada segundo un poco más desvanecida y desquiciada,
sin dejar de lado el inquietante sonido de alguien que no me hablaba,
música entrecortada, personas que ya no me tocaban,
gente que nunca conocí y que de pronto intente imaginar,
la soledad me consumía en el inicio de una demencia existencial,
la oscuridad se hacia cada vez mas tenue al intentar actuar.
Era una tormentosa noche y volvía a sentirme totalmente sola,
sin identidad, sin magia, sin rastros de alguna necesidad,
solo me sostenía el oscuro miedo y esa presencia que no me dejaba en paz.
Al mirar nuevamente mi entorno descubrí una sombra con algo peculiar,
Pensé que alguien se había acercado a mirar mi patético final,
Aun no lograba darme cuenta que era solo mi sombra tratando de escapar.